Katherine C. López
Entrevista a Celia Boné...the end!
KC: ¿Qué pasa con las flores de Uruguay?
CB: Con las flores de Uruguay, no está concluido el trabajo todavía, están experimentando. Por lo que sé, no siempre hay en stock, esto es algo que están tratando de solucionar porque si no uno empieza un tratamiento y como que el tratamiento se queda.
Todavía están haciendo cosas muy interesantes, todavía me parece que están en una fase de experimentación. Si bien hay personas que ya las usan y con muy buenos resultados, pero me parece que todavía queda bastante por trabajar y por avanzar para que se pueda ofrecer de una manera responsable.
Bach es el único sistema completo, ni se le suma, ni se le saca nada. En los otros florales, california, Bush, todavía se están incorporando esencias.
Nosotros con Bach tenemos la certeza de que vamos a trabajar con esas flores que tenemos.
CB: Lo que a mí nunca deja de sorprenderme es el uso que nosotros podemos hacer de las flores. Yo hace años que trabajo con esto y siempre me sorprendo con nuevos usos, con nuevos beneficios. Esto de la curiosidad que vos decías, lo tengo muy presente, he sido una niña muy curiosa y sigo siendo una adulta muy curiosa, experimento bastante con las flores.
Por ejemplo, yo te comentaba de los perritos que me acompañan, uno de ellos llegó muy lastimado acá al barrio, con una pata muy lastimada, después me enteré, empecé a rastrear de donde venía y me enteré, es cruza con galgo, que lo hacían participar de las carreras. Se ve que cuando se lastimo lo descartaron. Acá donde yo vivo, miro por la ventana y veo campo, estoy lindera con el campo, entonces yo lo veía que pasaba por mi casa y dije “de repente se perdió”, al otro día muy temprano vi que andaba en la vuelta y le acerque una cubeta con agua y ahí vi que tenía su patita trasera muy lastimada, llame a una veterinaria amiga y me dijo “mira, yo no me animo a acercarme porque está muy lastimado, como hacemos hay que ponerle un bozal”
Entonces, en el agua que le había dado para tomar le agregue flores y él se acercó y empezó a tomar. Se lo empezó a ver como más distendido, ahí yo me quede un rato conversando con él.
Al rato ya se dejó tocar, se dejó acariciar y a la hora, yo ya estaba empapando gasas en agua con Star of Betlhehem y le hacía vendajes con esto.
A los pocos días la veterinaria me dijo que se había sorprendido de lo rápido que había cicatrizado. No estoy hablando de un corte sencillo, sino de un corto profundo en la almohadilla de la pata, no tenía uñas.
Durante días lo fui lavando y haciendo vendajes, yo me maravillo permanentemente de lo que hacen las flores, nadie me lo cuenta, lo vivo, lo experimento. Uno tiene que permitirse creo yo, seguir experimentando, seguir conociendo.
Lamentablemente el Dr. Bach nos acompañó físicamente muy poco tiempo, en espíritu está siempre con nosotros. Yo no puedo evitar pensar que si hubiera tenido una vida más larga que otras cosas habría podido descubrir sobre las flores.
Me parece que uno desde su lugar muy sencillamente, muy humildemente tiene que permitirse experimentar un poquito más y ver hasta dónde podemos llegar.
Hoy por hoy, hay una cosa muy importante que pasa en Uruguay, tanto en la formación como en la consulta, cada vez más profesionales de la salud se están acercando a las flores.
En los cursos yo creo que en todos los cursos que he tenido la suerte de dar en Uruguay, o hay médicos o hay psicólogos o hay nutricionistas o hay enfermeros, más allá de la gente que le interesa aprender sobre las flores o porque trabajan con otras disciplinas alternativas o complementarias.
Pero los profesionales de la salud que se están acercando a los cursos y a las consultas acá en Uruguay es fantástico, de hecho, en cuanto a los niños que yo recibo en la consulta, que es un alto porcentaje, pediatras de acá de la zona, neurólogos dermatólogos, están abiertos, eso es magnífico. Esta muy bueno.

KC: ¿Cuál es el público que viene a las consultas?
CB: Yo trabajo mucho con niños. En porcentaje, un 75% u 80% de las consultas son niños.
Me gusta mucho trabajar con ellos. Pero no trabajo sola, tengo 3 asistentes que son mis perritos. Ellos estableces un vínculo con los niños que así lo quieren, y lo hacen maravillosamente.
Dibujamos, pintamos y mis perritos están siempre ahí. Los niños hacen preguntas sobre ellos y ellos ayudan mucho, sobre todo porque son 3 perritos recogidos de la calle, por lo que también se han beneficiado de las flores para integrarse a la familia.
En el caso de los niños, hoy día hay una demanda muy presente que es la de la hiperactividad o los trastornos de atención. A menudo, los padres llegan con el niño diciendo “él es hiperactivo” “él no se concentra” “yo no sé qué hacer con el” “él no se para”.
Los padres quedan sorprendidos de constatar cómo durante la consulta su hijo sentado en el piso ha hablado y jugado durante 40 minutos.
Entonces, ¿qué es lo que falta? Capaz, falta empatía, capaz falta dedicar tiempo a este niño para hablar de sus emociones, de lo que le gusta hacer. ¿Qué actividades prefiere en la escuela, como se divierte?
Yo pienso que quizás esto es lo que pasa
Es muy lindo trabajar con niños, eso permite abrir la puerta y sugerir al núcleo familiar el trabajo con las flores.
Así, se logran muy lindas cosas con los niños, ellos trabajan con mucho compromiso y espontaneidad.
El proceso es magnífico para toda la familia, a veces pasa que por la primera vez ellos dedican un momento para escucharse.
Nosotros hemos sido educados en la competencia y eso se refleja en los niños, debemos entrar en un molde, y terminamos por ponerles un peso muy grande sobre sus hombros.
No tenemos que olvidar lo que el Dr. Bach nos ha enseñado con respecto de la pureza de los niños y el rol que tenemos como padres.
Nuestro rol como practicionner es quizás el de acompañar los cambios de los niños, ellos nos enseñan muchas cosas, lo digo con humildad, debemos estar atentos a eso. Los niños autistas, con síndrome de asperger, nos trasmiten las cosas de una forma que todo es aprendizaje. No tengo palabras para agradecerles.
Yo quisiera contarte algo a propósito de un trabajo que hice con un niño hace ya algunos años.
Un día, llega un niño de 8 años con su mamá. Ellos ya habían consultado la pediatra, el psicólogo, el psiquiatra. Este niño había decidido que él no quería hablar más, no había problemas familiares, ni dificultades escolares, simplemente había decidido dejar de hablar.
Le habían realizado todos los exámenes, los análisis, los test, los padres estaban preocupados y se habían ocupado del niño, pero él no quería hablar más.
Cuando ellos llegaron a la consulta, el miraba muy atento a su madre y a mí. Escuchaba lo que su mamá me contaba y como las flores se habían presentado como el último recurso.
Esto es algo que escucho regularmente, “he probado todo y como último recurso pruebo las flores” de Bach”.
Comenzamos a trabajar. Le conté sobre la vida del Dr. Bach de joven, le conté de las flores y como podíamos trabajar, le dije que si él quería decirme algo que yo estaba allí para acompañarlo.
Pasamos +/- 3-4 meses sin hablar, cada vez, venia la mamá a dejarlo y luego ella se iba para volver más tarde a buscarlo.
Yo le contaba, de una forma bastante resumida, lo que había pasado desde la última vez que nos habíamos visto.
Pasamos muchos meses sin hablar, y yo hablaba cada vez menos, pero siempre le decía que si él quería algo yo estaba ahí.
Yo no sé decirte que, pero yo sentía que había una conexión entre él y yo que crecía a medida de las consultas.
Un día, luego de meses, la mamá llega y me dice “Celia, te agradezco mucho tu trabajo, pero no hemos logrado nada”. Evidentemente, la mamá tenía una sola finalidad, que su hijo recuperara el habla.
Le dije que yo respetaba su decisión y que quedaba a su disposición.
Después, le explicamos al niño lo que iba a pasar. El miro a su mamá, la escuchó y cuando yo fui a despedirme de él, a decirle que podía volver en todo momento, él nos miró y me dijo “Vos y yo tenemos un pequeño puente mental”.
Eso me emocionó mucho.
Esta historia es de hace ya algunos años y me emociona cada vez que la cuento. A partir de ese día, ese niño volvió a hablar.
KC: ¡Qué lindo broche de oro Celia para cerrar esta charla! Agradecerte mucho por tu tiempo, encantadísima de conocerte. Y sin dudas vamos a seguir en contacto.